miércoles, 22 de febrero de 2017

“AMORIS LAETITIA”, LA ALEGRÍA DEL AMOR


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La Exhortación Apostólica, “Amoris Laetitia”, es un documento eclesial que todos estábamos esperando. Le habla de una manera exhortativa a la familia de hoy, que necesita momento a momento reanudar la relación de pareja en el “amor de Cristo”, pues es desde ese estilo de amar que se puede construir “sacramento” en el vida de una pareja.

El Papa abre este documento citando algunos pasajes bíblicos, para mostrarnos cómo “La Familia” ha estado y sigue estando presente en el corazón de Dios. La Familia toma valor en lo “Divino”. Lo vemos a lo largo de las Sagradas Escrituras en un sin número de testimonios de vida, familias al servicio del plan creador de Dios, tan sólo pensemos en la misma Familia de Nazaret. Esto nos lleva a pensar que Dios se ha valido y sigue valiéndose de las pequeñas comunidades domésticas, para continuar construyendo vidas humanas.

A partir de este criterio fundamental y la situación en la que se encuentra la familia hoy, el Papa Francisco nos invita en el segundo capítulo, a entender a la familia como un verdadero llamado vocacional que nos ha hecho Dios. Es necesario previamente aprender a discernir y construir en pareja.

Para esta vida en pareja, el amor juega un papel fundamental, sin ese amor Divino no se puede hablar de sacramento. En el capítulo cuarto el Papa hace una exégesis del capítulo 13 de primera Corintios, que estamos llamados a leer y releer detenidamente, y que entusiasma espiritualmente a las parejas a amarse desde Cristo.

Y es precisamente ese amor cristiano que hace y permite la “fecundidad” en la vida matrimonial, pues un amor que no es fecundo se vuelve estéril, y el amor de Cristo produce vida. No sólo se refiere a la capacidad de traer hijos al mundo, sino también que construir un proyecto de pareja exige constantemente que ese estilo de amar sea fecundo, produzca vida y no muerte.

El hablar de la educación de los hijos exige que ese amor esté vivo en el hogar, y que sea el principal pedagogo del mismo. La verdadera familia no se construye sobre nuestras ideas o filosofías irrefutables, sino sobre el amor de Cristo, como bien lo expresa Francisco en el documento.

Frente a todo este desafío de la familia hoy, nosotros como Iglesia (pastores, sacerdotes, religiosas, agentes pastorales, laicos comprometidos, etc.), no podemos quedarnos con las manos cruzadas o simplemente refutando todo lo que este documento propone. Nos urge en comunión con la misma Iglesia, el Papa, buscar caminos pastorales de reconciliación que nos conduzcan a mantener, defender y salvar a la familia, tan golpeada por esta “post – modernidad” que la amenaza hoy en día.

Nos urge brindar esperanza a tantas familias, parejas en dificultad o en situaciones irregulares, que hemos marginado de la comunión eclesial, sin brindarles soluciones o esperanzas; muchas de ellas soportando el dolor, quizás a raíz de nuestras propias condenas, otras sumergidas en la indiferencia, otras en credos religiosos donde les brindaron un espacio.

Nos urge aprender a discernir, acompañar y reconciliar toda la fragilidad humana que necesitamos salvar para el Reino de los Cielos. La Familia, como bien nos exhorta y nos anima el Papa Francisco en este bellísimo documento, es y tiene que seguir siendo una prioridad pastoral en cada una de nuestras parroquias. Buscando la oveja perdida o que hemos dejado que se pierda. Estamos llamados a aprender a escuchar el dolor de quien sufre, sin juzgar ni condenar.

Apoyemos toda esa propuesta pastoral que se nos propone en “Amoris Laetitia” que fue el resultado de todo un trabajo arduo, de un pre y post Sínodo dedicado a “La Familia”, y que el obispo de Roma, el Papa Francisco, nos lo regaló en este precioso documento. Tratemos de estudiarlo, reflexionarlo y meditarlo en familia, en parroquia, en nuestros diversos grupos laicales, en nuestras diversas instituciones religiosas, etc.

La familia es y sigue siendo prioridad para la Iglesia Universal.

P. Néstor Iván Bedoya Martínez

Sociedad de San Pablo

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