domingo, 23 de diciembre de 2012

La ecuatoriana Yhamile Narváez gana el XXXII Premio Mundial Fernando Rielo de Poesía Mística


 Noticia Cortesía de: Mgs. Verónica Altamirano B. - RR.PP - VIA Comunicaciones Universidad Técnica Particular de Loja, UTPL.


El acto de premiación  se realizó en Roma, en la Embajada de España ante la Santa Sede, con el especial patrocinio del Pontificio Consejo de la Cultura, presidido por el Cardenal Antonio Cañizares Llovera, prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, además presidente del Comité de Honor de la presente edición del Premio.
La ecuatoriana Yhamile Narváez Cárdenas, de Tulcán y profesora de Lengua y Literatura, resultó ganadora del XXXIIPremio Mundial Fernando Rielo de Poesía Mística, con el poemario: “Entre los pucheros”. Narváez fue escogida de entre 13 finalistas procedentes de España, Italia, Estados Unidos, Cuba, Ecuador y Argentina.
Tras la proclamación de la obra ganadora, por el Secretario Permanente del Premio, el Presidente de la Fundación Fernando Rielo, Padre Jesús Fernández Hernández, hizo la entrega del Premio.
El jurado de la presente edición estuvo compuesto por: Jesús Fernández Hernández, presidente de la  Fundación Fernando Rielo y del jurado; Arnaldo Colasanti, poeta y crítico literario; Manuel José Ramos Ortega, novelista, crítico, ensayista y académico de número de la Real Academia Hispanoamericana de Ciencias, Artes y Letras de Cádiz; David G. Murray, traductor, crítico y especialista en filología inglesa; José María López Sevillano, crítico literario y secretario permanente del Premio.
La obra ganadora “Entre los pucheros”, de la poetisa ecuatoriana Yhamile Bettsy Narváez Cárdenas, es, a juicio del Jurado, “un himno de alabanza al Creador, sincero, delicado, transparente, a golpes de sencillez y de ternura. Posa su contemplación en gestos, 0palabras, actitudes, detalles cotidianos de la vida familiar, del trabajo, donde la presencia divina se sacramenta “para divinizar lo más sencillo de la vida”; en todo está la presencia de Dios, con quien dialoga afectuosa y confiadamente haciendo de la rutina cotidiana una vida refrescante y sugestiva, descubriéndonos detalles de místico sentir que no alcanza a ver el ojo normal. Hay enorme sencillez, tanto en la expresión como en la forma de palpar la presencia divina dando como resultado una poesía de esperanza, de luz y de esplendor, esbozando siempre aquella “sonrisa que nos da razones de seguir” y, sobre todo, “razones de amar”. A decir del Jurado, Yhamile Narváez, su autora, escribe poesía mística.
Además del juicio sobre la obra ganadora, se destaca el alto nivel de calidad de os participantes, lo que confirma el elevado número de finalistas (13, procedentes de 6 países).


ENTRE LOS PUCHEROS
La noche no termina de bostezar
con su largo, larguísimo cansancio apretujado.
Arriba, sobre la luz parásita de la ciudad,
brillan las constelaciones
como un libro de cuentos
que no cierras nunca.
Pero yo tengo que levantarme.
Los primeros gorriones te agradecen
que los preservaras de la helada,
y los mirlos se saludan con chillidos.
Tengo que levantarme.
La madrugada es un animal abrupto
con puntas finísimas de frío
y se estira junto a estos cristales
sin ganas de irse.
Tengo que levantarme
Tú me esperas.
Los colibríes tosen y empiezan su trabajo,
el ruido de las máquinas los ahoga.
Entre el vapor del agua que empieza a hervir
y los panes del desayuno, pienso,
no ha crecido el día lo suficiente
y Tú ya lo tienes todo listo:
el sol que ha de calentarnos,
la sonrisa que nos dará razones de seguir,
la lluvia con su danza de miles de ajorcas de cristal,
el amor nos dará razones de amar,
la aventura de vivir en tu Presencia.
Por eso vengo todavía sin calzarme,
antes de los ruidos del día
para decirte:
Aquí me tienes.
            Yo quiero ofrecerte hoy otra vez mi vida.
y decirte una y otra vez;
Hágase en mí, según como tú quieres.
ya parecía que íba a desprenderce
y en efecto, apenas entró en su ojal,
c
 a
  y
   ó
 (cinco minutos antes que llegara el transporte
 el primer botón de la chaqueta)

la abuela
Mil botones de experiencia más que yo
Buscó -exenta de la prisa y la rabia-
Hilo, aguja y botón.
Y amorosamente lo devolvió a su lugar
(mejor pegado que los otros
como nuevo)

Yo también soy un botón 
A punto de arrancarme.
Yo también, con una hilacha
Me sostengo en la aventura de la fe.

Antes que la hilacha ceda
Y

c
 a
  i
  g
   a,

Te pido:

Cóseme a tu Corazón con hilos fuertes
Para que no me pierda.
Y si esta hilacha,
al fin,
se reventara,
pégame a tu Corazón,
con hilos fuertes
de gracia y de ternura:
una y otra vez.

Es un pobre gato viejo
Algo así como un peluche que pasó de moda
Lo rescatamos un poco por pena
Y otro por curiosidad
Lo quisimos después:
Su petulancia necia
Sus trastadas.
Su necesidad de hacerse querer.
No ha ofrecido nada
Reclama su alimento con voz ronca
No ha ofrecido fidelidad
Ni siquiera afecto.

Es libre, lo sabe
No necesitamos decírselo.
En el estudio frío
En las noches de lluvia
Entre los libros
Dona el humilde calor de su cuerpo
Y hace compañía
(una compañía de garras afiladas)
Y una charla de monosílabos
que asiente o discrepa sin violencia
(¿Qué más puede ofrecer un viejo gato maltratado?)
Ese gato, Señor, soy yo
Rescatada por amor
A pesar de mi soberbia y mis trastadas
Amada en mi necesidad de amar
Pedigüeña de oficio
Compañía de garras afiladas.

Hoy al pie de la cruz, quiero entregarte
El calor de mis manos
El ritmo de mis pasos
Mis palabras
Mis lágrimas
Mi vida
Mi libertad
Para Tí
Otra vez.
El acto concluyó con un concierto de violín en el que se interpretó la Sonata n°5 en Mi Menor de  Jean Marie LECLAIR, y el Duo n°2 en Re Mayor de Luigi Boccherini, interpretados por  Marco Fiorini y Biancamaria Rapaccini.

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